Los sectores tradicionalistas vinculados a la izquierda aberzale ilegalizada han anunciado en la capital de Navarra la configuración de un nuevo partido político. En las bases del nuevo proyecto resaltan dos principios. Tendrá «una estructura interna y funcionamiento democrático» y su actividad «será ejercida por vías exclusivamente pacíficas y democráticas».
A este respeto, concretan que su compromiso con estas vías «debe ser firme e inequívoco, no sujeto a variables tácticas o factores coyunturales, y por tanto deberá rechazar el uso de la violencia, o la amenaza de su utilización para el logro de objetivos políticos». «No hay cabida alguna para forma de coacción violenta en la estrategia independentista y socialista de este proyecto», se apunta algo más adelante.
Damos la bienvenida a todo este mundo a los principios que allá por 1789 proclamaron los ciudadanos franceses en la «Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano». Doscientos años más tarde en el país de los vascos se adhieren los últimos ultramontanos a los principios que el vasco de Baiona y Ministro del Gobierno Revolucionario francés hasta 1799, Joseph-Dominique Garat y su insigne hermano Domique Garat redactaron y que terminaron con el Antiguo Régimen.
Les damos la bienvenida a la ética de lo universal y les invitamos a releer la «Declaración Universal de los Derechos Humanos» que realizaron las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 y la «Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea» del 7 de diciembre de 2000.
Lecturas atrasadas que seguro les iluminarán en su nueva etapa y de obligada lectura, en cualquier caso, para todos aquellos que a veces no están seguros de no haber perdido el norte.
