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Ficciociudades #3. Poundbury

Vía Plataforma Urbana, colectivo que realiza una enorme labor de documentación que sigo y recojo en este blog de veza en cuando, tenemos una excusa para seguir ampliando esta serie de Ficciociudades. En esta ocasión se trata del proyecto Poundbury, ideado por el arquitecto Leon Krier a finales de los ochenta e inicado constructivamente en 1993, en una línea de pensamiento cercana al Nuevo Urbanismo, del que recientemente hablaban en Le Monde en relación a las aficiones arquitectónicas y urbanísticas del Príncipe Carlos de Inglaterra. En realidad, este proyectos tiene amplios sectores detractores y grandes apoyos, debatiéndoambos lados sobre si esta visión de la ciudad como una vuelta al pasado y a las ciudades históricas (pero creadas ex novo) con una mezcla de principios de sostenibilidad (escala reducida, escala paseante, grandes obstáculos al vehículo privado, promoción de los espacios verdes,…) y de ruralización de la ciudad. En defintiva, argumentos encontrados y discutibles.

En palabras de Plataforma Urbana:

Poundbury ha sido un caso ampliamente estudiado y criticado en sus 20 años de existencia, siendo referente directo en la planificación de múltiples ciudades no sólo en Inglaterra sino en distintos lugares del mundo. Algunos lo definen como el “poblado perfecto” y otros como “errático”, pero lo cierto es que Poundbury es visitado recurrentemente por planificadores, influenciando a miles de desarrolladores inmobiliarios, diseñadores urbanos e ingenieros en transporte de todo UK. Su integración de vivienda social con residencias comerciales, el conceto de traffic calming y street planning se han convertido en modelos de buenas prácticas urbanas.

Poundbury produce opiniones encontradas y preguntas diametralmente opuestas en relación a la naturaleza de la autenticidad y el historicismo en la arquitectura. La controversia entre arquitectos modernistas no es menor, ya que Poundbury surgió como rechazo a la ciudad proyectada por el Modernismo: Por esto, no sólo los exponentes afiliados a las ideas de Le Corbusier, sino también a arquitectos progresistas y contemporáneos definen Poundbury como un deprimente desarrollo que ” no hace otra cosa mas de avanzar mirando hacia el pasado”

En este enlace se puede encontrar información técnica sobre los detalles del desarrollo urbanístico de la zona, así como varias fotos. National Geographictambién se ha ocupado del asunto, definiendo las ideas que envuelven el proyecto como uan mezcla de la inspiración del Príncipe por defender la agricultura ecológica, la arquitectura y el concepto de comunidad. Por su parte, un extenso artículo en City Journal ofrece una visión muy optimista de Poundbury, destacando que las ideas arquitetónicas y filosóficas de su responsable navegan por una vez entre el new urbanism y Jane Jacobs planteando soluciones a un debate estéril. Merece la pena detenerse en este artículo y leer algunas de las declaraciones del propio Krier:

Krier’s solution is to replace the “downtown plus suburbs” system with that of the polycentric settlement. If people move out, then let it be to new urban centers, with their own public spaces, public buildings, and places of work and leisure: let the new settlements grow, as Poundbury has grown next to Dorchester, not as suburbs but as towns. For then they will recapture the true goal of settlement, which is the human community in a place that is “ours” rather than individual plots scattered over a place that is no one’s. The towns will create a collection of somewheres instead of an ever-expanding nowhere. This solution has a precedent: the city of London grew next to the city of Westminster in friendly competition, and the residential areas of Chelsea, Kensington, Bloomsbury, and Whitechapel arose as autonomous villages rather than as spillovers from the existing centers.

Por último, en un artículo de 2004 la revista New Urban News también recogía algunas impresiones sobre el proyecto, centradas en este caso en las ideas del propio Príncipe.

En general, es un proyecto que me deja muy frío. Entiendo que detrás de él están algunas ideas que hacen de la ciudad un concepto más amable, más cercano a la escla humana y más habitable. Pero hay detrás una idealización del pasado, de la ciudad histórica, poco congruenteprecisamente con crear una ciudad de la nada y sin historia. Una ciudad no se hace histórica por representar un decorado (una ficciociudad) que se asemeja a ese «paraíso perdido» de la antigüedad. La ciudad es una construcción histórica, nacida del conflicto y la superposición de calles, personas y acontecimientos que tejen un presente cargado de pasado. Lo mismo me sucede con otras «utopías urbanas» como Masdar, la ciudad 100% sostenible que proyecto Norman Foster en los Emiratos Árabes, así como con otros proyectos (Dongtan en China[H2PIA] en Dinamarca, Ecobay en Estonia o Waterfronten Dubai, por poner sólo algunos ejemplos).

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Manu Fernandez

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