El Ministerio de Ciencia e Innovación está impulsando una Alianza de Investigación Energética en España, una iniciativa que resulta estratégica en un momento crítico en el desarrollo de tecnologías tanto emergentes como en el despliegue de proyectos piloto en tecnologías más maduras. Ya en un artículo anterior, «Clean Technologies: ¿Jugando a ganar?» apuntaba a la necesidad de sumar capacidades científico-tecnológicas en España, y en Europa, para lograr la suficiente masa crítica investigadora en este terreno donde la dimensión de los proyectos de I+D+i y de demostración pueden impedir que pequeños agentes logren abarcar con éxito toda la cadena de la innovación.
Desde mi punto de vista, los agentes científico-tecnológicos españoles deben sumar fuerzas ante los grandes desafíos energéticos: el coche eléctrico, la energía eólica marina, la captura y almacenamiento de carbono, el smart grid… y más ante una creciente competencia internacional en el desarrollo de estas tecnologías. Como apuntaba en el anterior artículo la inversión de países como China, Corea del Sur, EEUU o Japón puede dejar pequeños los esfuerzos europeos.
España parte de una buena posición pero no puede soltar el acelerador. El sector energético va a ser sin duda uno de los de más profunda transformación en los próximos sectores y las ventajas competitivas de los«early entrants» puede ser decisivas. Tenemos que estar allí y la Alianza de Investigación Energética es una buena noticia.