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Valladolid, ¿renovación o complacencia?

3744278292_7ce754c46dValladolid debe buscar su lugar en la economía del conocimiento

Las últimas semanas han sido especialmente dinámicas en la habitualmente serena ciudad de Valladolid. Las aguas del Pisuerga han bajado con fuerza estos días, y como su río, Valladolid parece haber iniciado el año con energía. Mientras tanto, la nieve helada de la acera ha hecho que alguno que otro haya dado un pequeño resbalón.

La primera buena noticia la encontramos en el anuncio  de la creación de la Agencia de Innovación y Promoción Económica de la ciudad. El ámbito de actuación de un ayuntamiento del siglo XXI debe alcanzar también la orientación y apoyo al crecimiento económico de la ciudad y, para ello, se debe dotar de los instrumentos adecuados. Además, los éxitos de Barcelona o Madrid, así como otras capitales europeas en este tipo de acciones invitan al optimismo. Los vallisoletanos debemos dejarnos ya de quejas y lamentos: no somos menos emprendedores ni innovadores que por ejemplo nuestros vecinos madrileños, y puestas en marcha las adecuadas herramientas, podemos construir una ciudad de futuro. Además, la semana pasada se celebró el primer encuentro Valladolid Avanza sobre el futuro de la ciudad. Un proceso de debate, liderado por el Norte de Castilla, que busca identificar los principales retos a los que se enfrenta la ciudad y cómo superarlos, y en el que participan algunas de las principales empresas y entidades de la región.

Estas iniciativas no resolverán por sí solas el futuro de la ciudad pero sí que son un paso adelante. Tanto la Agencia de Innovación, como el foroValladolid Avanza, adecuadamente orientados y gestionados podrán servir para comenzar a definir y construir ese «Valladolid del futuro», ese sueño que queremos perseguir. Deberemos crear  una nueva identidad como ciudad a la vez que  identificar nuestro lugar en el nuevo mapa económico, un entorno diferente en el que fenómenos como la globalización o la aceleración del cambio tecnológico también nos afectan. En este sentido todos coincidimos, salvo singulares declaraciones, en que nuestro futuro depende de nuestra capacidad para construir una ciudad en el marco de la sociedad y economía del conocimiento competitiva en la atracción de talento. Basar nuestra competitividad en la efectividad de los costes productivos en las viejas industrias, sinceramente, no parece una opción. Miremos si no los salarios en China, Vietnam, Brasil, los países del Este, India…

Valladolid debe, por supuesto, caminar por la misma senda que las estrategias de innovación y competitividad de Castilla y León, España y Europa. Debe, por lo tanto, apostar por las actividades intensivas en conocimiento, por los sectores emergentes y por la inversiones en I+D+i que permitan el progreso tecnológico necesario para que nuestras empresas ganen en productividad y competitividad global. No podemos olvidar cuáles son los sectores que en la actualidad crean empleo: las Tecnologías de la Información y la Comunicación, la Economía Verde, las biotecnologías, los contenidos digitales, las tecnologías asistivas, los servicios avanzados… No confundamos esta vez la apuesta.

Recientemente, Luis Garicano, Catedrático de la London School of Economics, comparó en Valladolid las ciudades de Chicago y Detroit. Una apostó por la renovación y el conocimiento y la otra por la complacencia. Hoy la tasa de paro alcanza el 21% en Detroit, doblando la de Chicago, y mientras que la economía de Chicago ya atisba signos de recuperación, Detroit comienza a conocerse como la «ciudad fantasma» por la huída de sus ciudadanos a zonas más prósperas.

En este contexto entiendo que nuestra ciudad, en su ámbito más local, debe afinar aún más la puntería e identificar aquéllas vías de diferenciación que la hagan competitiva respecto a las ciudades que le rodean. Para Valladolid esto significa sin lugar a dudas posicionarse en su relación a Madrid de modo que podamos sacar partido de nuestra localización privilegiada. La pregunta aquí es: ¿cómo invertir el flujo migratorio? Miles de graduados universitarios abandonan nuestra ciudad año a año.

Como apuntaron los expertos internacionales invitados en el I Foro Internacional de Economía Local celebrado el pasado Diciembre debemos construir una ciudad que atraiga el talento y la creatividad pues es en el capital humano donde hoy radica la principal ventaja competitiva de la ciudad. Un capital humano, unas personas, que serán quienes logren insertar a Valladolid en la economía del conocimiento. Para ello tenemos que construir una ciudad amable, viva, dinámica;  atractiva para la nueva generación de científicos, tecnólogos, empresarios y emprendedores.

Hay mucho por hacer en un proceso complejo que debe involucrar a ciudadanos, empresas, instituciones públicas, políticos, Universidad… Se dice sin embargo que hasta los más largos caminos comienzan por un solo paso. Demos ya de una forma decidida este primer paso: cambiemos de actitud.

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naider
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