Surgen nuevos ejemplos interesantes de posibles aplicaciones del Internet de las Cosas que ayudarían a multitud de sectores. Uno de los últimos hallazgos, del que ha escrito The Economist, son unos pequeños sensores que pueden ayudar a los agricultores al monitorizar continuamente sus cosechas y darles datos relevante en tiempo real sobre parásitos, cambios de temperatura, u otras condiciones adversas, para la toma informada de decisiones. Los sensores están encapsulados en pequeñas carcasas con forma de alubia, producidas con impresoras 3D. El invento se llama BeanIOT y ha sido desarrollado en Inglaterra por el ingeniero en electrónica Andrew Holland.