El Ayuntamiento de Barcelona adoptó, hace unas semanas, una interpretación más flexible de la normativa de espectáculos de Cataluña para permitir la música en directo en cualquier bar, restaurante o cafetería, siempre que cumpla las medidas de insonorización y seguridad, hasta el horario de cierre que fije su licencia – las 11 de la noche en las zonas más saturadas-. Hasta el momento, las licencias de música en directo estaban restringidas a salas de concierto y discotecas. En palabras de los responsables municipales, la medida busca «promover la cultura de base» y «nutrir espacios de creaciones pequeñas» para que los «músicos locales tengan más presencia». Es un ejemplo cercano que nos lleva a otras ciudades que han entendido la música como eje de progreso. Un artículo publicado para la Iniciativa Ciudades Emergentes y Sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo nos muestra destacados casos de ciudades que han desarrollado estrategias para potenciar el sector musical.