En mi anterior artículo explicaba cómo la Comisión de la UE acaba de poner sobre la mesa un conjunto de importantes documentos que sientan las bases de una nueva política energética para la Unión. Las propuestas han de ser refrendadas por el Consejo en su reunión de primavera y, posteriormente, aprobadas por el Parlamento europeo.
La energía ha vuelto a situarse en el centro de la situación geoestratégica y económica internacional, como ocurrió en los años setenta del siglo XX. No obstante, es importante tener en cuenta las importantes diferencias respecto a aquel momento:
– El cambio climático. Hoy día, la ecuación de la energía viene totalmente condicionada por el que ha sido considerado como el primer problema ambiental del siglo XXI.
– Han cambiado, están cambiando, los equilibrios de poder mundiales con la emergencia de nuevas potencias económicas globales como China e India, y potencias regionales como Brasil y Sudáfrica. Países que cuentan con grandes reservas de hidrocarburos como Rusia, Irán, Venezuela están haciendo valer sus recursos energéticos en las dinámicas de poder.
– La energía nuclear presenta una credibilidad limitada como tecnología alternativa al fuerte encarecimiento del petróleo, al no haber resuelto el tema de los residuos y al presentar peligros asociados de proliferación nuclear ヨ ver situación actual de Irán. En ese sentido, las sociedades europeas se resisten mayoritariamente a apoyar la tecnología atómica.
– Algunas energías alternativas, especialmente la eólica, ya han despegado a nivel internacional.
– Las economías de la OCDE han estado mucho mejor preparadas que en los años setenta para aguantar el impacto del encarecimiento del crudo ヨ han mejorado su resiliencia o capacidad de adaptación a situaciones de fuerte presión.
Tal y como se comentaba en el anterior artículo, los principales problemas que el actual modelo energético suponen para la UE se resumen en:
– Dependencia para el suministro del petróleo y del gas de países políticamente inestables ヨ Arabia Saudí, Irán, Irak, Rusia, Venezuela…
– Los precios del petróleo y del gas son caros y extremadamente volátiles. Se han casi duplicado en los últimos dos años.
– La combustión de hidrocarburos ha alterado el clima y está conduciendo a la biosfera a una situación crítica ヨ ver último informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático.
– Ante esta encrucijada la industria nuclear no ha encontrado soluciones satisfactorias a los problemas de los residuos radioactivos y de la proliferación nuclear, por lo que no puede ser la columna vertebral de la nueva política energética europea.
A la hora de diseñar la nueva política la Comisión ha puesto encima de la mesa una serie de datos importantes:
– Las inversiones previstas en Europa a lo largo de los próximos 25 años para reemplazar las infraestructuras de generación existentes y responder a la creciente demanda de energía se calculan entre 900.000 y 1.000.000 millones de euros.
– La demanda energética global de petróleo se espera crezca un 41% hasta el 2030 (según informes recientes de la Agencia Internacional de la Energía)
– La energía es responsable del 80% de las emisiones de GEI de la UE y otro tanto a nivel mundial.
– La dependencia de la importación tiende a crecer. En un escenario bussiness as usual la UE pasaría del actual 50% de dependencia al 65% en 2030.
– La mitad del consumo de gas de la UE depende de tres únicos países ヨ Rusia, Noruega y Argelia-.
– La energía eólica mueve una cifra de negocio en la UE de 20.000 millones de euros y ocupa a 300.000 personas. La cuota del mercado global de las empresas europeas es del 60%. La eólica ya proporciona el 20% de la electricidad de Dinamarca, el 8% de España y el 6% de Alemania.
– No obstante, el objetivo de alcanzar un 12% de renovables en la generación de energía para 2010 no se va a conseguir ヨ se espera, en el mejor de los casos, llegar al 10%, ya que en la actualidad está en el 7%.
– Incluso si se cumplen los objetivos sobre eficiencia y renovables, el petróleo y el gas van a seguir aportando la mitad de las necesidades energéticas de la UE en 2030. La UE dependerá de las importaciones para asegurar su suministro ヨ un 90% en el caso del petróleo y un 80% en el del gas.
Tres ideas fuerza
La estrategia que ha centrado la Comisión pivota sobre tres grandes conceptos o ideas fuerza: ha de ser sostenible, competitiva y garantizar la seguridad en el suministro. La estrategia pivota sobre seis áreas prioritarias:
ユ Energía para el crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo: Completar el mercado interno europeo de electricidad y gas. Estrecha relación con los objetivos de la Estrategia de Lisboa.
ユ Un mercado interno de la energía que garantice la seguridad en el suministro: Solidaridad entre los Estados miembros ante situaciones de crisis en el suministro.
ユ Promover la seguridad y competitividad de la oferta energética: Hacia un mix energético más sostenible, eficiente y diverso.
ユ Un planteamiento integrado para abordar el cambio climático
ユ Promover la innovación: Preparación inminente de un plan tecnológico estratégico europeo sobre energía
ユ Hacia una política internacional coherente sobre energía
Objetivos cuantitativos de la UE:
La nueva política energética que ha de ser aprobada en los próximos meses pivota sobre objetivos cuantitativos concretos a alcanzar en plazos precisos.
– Cambio climático: la UE se compromete, más allá de los posibles acuerdos internacionales, a reducir sus emisiones de GEI como mínimo en un 20% para el año 2020, respecto al año de referencia 1990. La UE defenderá en las negociaciones internacionales una reducción del 30% por parte de los países desarrollados para ese mismo año. Plantea avanzar hacia reducciones del 60-80% por parte de los países desarrollados para 2050, que contribuirían a una reducción global del 50%.
– Eficiencia: 20% de reducción en el uso de energía primaria para 2020, lo que se traducirá en un consumo energético de la UE un 13% menor.
– Renovables: el objetivo es que supongan un 20% del mix energético en el año 2020 ヨ la Comisión es partidaria de que sea un objetivo legalmente vinculante. Los Estados miembros habrán de preparar sus respectivos planes nacionales. Este ambicioso objetivo implicará un crecimiento cualitativo en los tres ámbitos de las renovables: electricidad, biocombustibles y frío/calor.
– Biocombustibles: el objetivo es que supongan como mínimo el 10% del combustible del transporte en 2020 y que sea también legalmente vinculante para los Estados miembros. Se incorpora el criterio de que sean producidos de manera sostenible dentro y fuera de la UE.
– Tecnología. En 2007 se presentará el European Strategic Energy Technology Plan. Se adelantan objetivos y cronograma para 2020, 2030 y 2050. Bajo el marco del 7º Programa Marco de Investigación el gasto anual en el ámbito de la energía se incrementará un 50% durante los próximos siete años.
– Combustibles fósiles bajos en emisiones de CO2. Construir y poner en funcionamiento para 2015 una docena de grandes instalaciones de demostración de plantas de generación eléctrica basadas en el carbón y el gas, cuyas emisiones de CO2 queden capturadas y almacenadas.
– Nuclear. La Comisión no plantea objetivos cuantitativos. Propone que sean los Estados miembros quienes decidan si quieren o no utilizar esta tecnología.
El mensaje que la UE está enviando a la sociedad y a los agentes económicos es que estamos en los inicios de un cambio significativo en el modelo energético, que se puede resumir en «hacia una economía y sociedad bajas en carbono». La apuesta de la Unión es de largo alcance y con ambición de estar en la vanguardia de un cambio global en ese ámbito. En ese sentido, la Unión Europea ya lidera a nivel internacional la lucha contra el cambio climático, la implantación de políticas de eficiencia energética y el desarrollo de renovables. La UE es plenamente consciente de que avanzar hacia una economía baja en carbono genera una gran oportunidad de mercado a nivel mundial y que es una apuesta que combina perfectamente con la Estrategia de Lisboa.
Este mensaje es, en mi opinión, altamente relevante para el País Vasco y para el conjunto del Estado, pero sobre ese particular volveré en próximos artículos.