Silicon Valley es el gran mito, contar con una historia de éxito de creación de riqueza vinculada a las oportunidades de las nuevas tecnologías. ¿Quién no quiere algo así? En Silicon Valley las cosas también se tuercen con la crisis, pero sigue funcionando y otras ciudades aspiran a ser el nuevo centro global. El desarrollo de las ciudades y las oportunidades de creación de bienestar, de actividad económica y oportunidades de creación de empleo son aspectos que ya no dependen necesariamente del tamaño de la ciudad. Frente a la acumulación de población, de empresas y de dimensión espacial, factor central en el desarrollo urbano tradicional, hoy una ciudad tiene mayor dinamismo económico si está bien conectada en las dinámicas y flujos de la economía global. Esa integración exige también que los agentes económicos y empresariales que actúan en el área de influencia de la ciudad también estén conectados entre ellos, en contextos densos de relación y de capital social. Los territorios más competitivos se especializan y concentran en barrios o áreas periféricas sus actividades. Todo eso y más es parte del éxito de Silicon Valley.
Se trata de una estrategia arriesgada, como recordaba Margaret O´Mara en Don´t try this at home, artículo del que hablamos hace unas semanas sobre el especial de Foreign Policy. Arriesgada porque no siempre funciona. Casos parecidos podemos encontrar en Bangalore o Tel Aviv, pero muchos otros han fracasado o se han quedado en el camino. Esko Aho (presidente entonces de SITRA, el fondo de innovación de Finlandia, ex primer ministro del país nórdico y actualmente vicepresidente ejecutivo de Nokia) escribió hace más de dos años un artículo, Cómo construir un Silicon Valley en Europa, en el que al inicio de la crisis, solicitaba valentía en Europa. Algo sabrá de esto alguien que ha vivido en primera línea la profunda apuesta tecnológica que Finlandia realizó hace años (a lomos, es cierto, de un gran gigante como Nokia), país donde también encontramos uno de los mejores ejemplos de concentraciones urbanas de empresas de bases tecnológica, Kista Science City.
Silicon Roundabout es una zona de Londres donde se han ido instalando diferentes empresas de base tecnológica, conformando un cluster urbano de actividades tecnológicas de alto valor añadido. En este mapa elaborado por Wired (aquí en gran formato) con información de las empresas y su localización) se puede ver la alta concentración de empresas en un área muy determinada de la capital británica. También un artículo de Tech Crunch repasa los planes del gobierno británico para impulsar esta zona, a la que denomina East London Tech City, con200 millones de libras de inversión, facilidades para la atracción de nuevas actividades mediante una Start-up Visa, la revisión de las reglas de propiedad intelectual y la creación de diferentes equipamientos y programas de apoyo (aceleradora de proyectos, un nuevo laboratorio de investigación, etc.) que acompañarán a las inversiones previstas de empresas como Google, Facebook, Cisco o British Telecom. Y con ello se unirán a empresas que ya desarrollan su actividad en Londres:Dopplr, Last.fm, Berg, Kizoom, y así hasta casi 100 empresas de base tecnológica.
Lo de menos es, como siempre insisten los titulares periodísticos con estas cosas, si Londres acabará siendo la competencia al Silicon Valley californiano o si será el próximo epicentro de las innovaciones del sector digital. Lo sustancial es que estas cosas pasan, siempre ahí fuera. Pero de esto hablaré en el próximo post.
Aprovecho y dejo las notas referentes a este tema que incluí en el curso de septiembre de Sostenibilidad urbana creativa, aunque no sean más que unas pocas imágenes.