Continuamos la saga de serendipias urbanas, esta vez con una de esas maravillas del tiempo que vivimos. Te asomas por casualidad al balcón de la casa de tus padres para ver si el sol sigue brillando y descubres que, amenazando la anchura de los metros finales de la Ría de Bilbao y la altura del Puente Colgante, Patrimonio de la Humanidad, un enorme barco enfila el Abra para salir al mar.
¿Qué trabajos son estos? ¿Cuál es su destino? Ni más ni menos que las islas artificales de Dubai, de las que alguna vez hemos hablado en este blog, siempre como algo lejano e inaudito, perteneciente a un mundo ajeno a la cotidiana realidad de esta parte del mundo. Y resulta que, en esta precisa parte del mundo, se ha terminado de construir este artefacto capaz de mover el material necesario para construir los sueños megalomaniacos en la otra parte del mundo.