Un estudio publicado en la revista médica británica The Lancet no trae noticias demasiado halagüeñas sobre la que será nuestra dieta en el año 2050. Muchos de los alimentos que solemos consumir hoy día escasearán debido al cambio climático. Las altas temperaturas y la sequía afectarán especialmente a frutas y verduras, cuya producción mundial descenderá un 4% respecto a la actual.
La conclusión principal es que la nueva dieta podría causar 500.000 muertes adicionales cada año por enfermedades relacionadas con la alimentación y el peso. No se trataría una hambruna tradicional y muchas de estas muertes ocurrirían en los países desarrollados – por ejemplo, 10.000 muertes adicionales relacionadas con la dieta en Estados Unidos.