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La Gran Muralla Verde China: Freno al avance del desierto de Gobi

Gobi desierto

 

En los últimos años, las tormentas de arena en Gobi son cada vez más frecuentes y terminan por afectar a los habitantes de las ciudades cercanas ocasionando problemas respiratorios (a causa del yellow dust), disminuyendo la visibilidad en las calles y dañando las áreas cultivables.

A pesar de que en la última década millones de hectáreas forestales han desaparecido en todo el mundo, en la actualidad hay más árboles y vegetación en el planeta de la que había en 2003. Uno de los grandes causantes de esta noticia positiva: «La Gran Muralla Verde» de China, un proyecto masivo lanzado en 1978, que pretende forestar, hasta 2074, una extensión de 4480 km para frenar el avance del Desierto de Gobi, y reducir los problemas nombrados en la introducción.

Por su longitud, ya es denominada por algunos como “la obra de ingeniería ecológica más grande del mundo” y se está llevando a cabo en el lado norte y noroeste del país. El cinturón verde, que tiene un ancho que variará en ciertos sectores entre los 236 y 537 metros, abarcará un 42 por ciento del territorio nacional, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Durante las últimas décadas, se han plantado más de 66 mil millones de árboles en el norte de China. En 2050, se espera que el proyecto se haya extendido a lo largo de 2.800 millas. En teoría, está frenando los efectos del desierto, aunque algunos críticos dicen que el plan podría no estar funcionando. Aun así, lo que sí es seguro, es que los árboles están absorbiendo carbono, y sin ellos, sería muy probable que el cambio climático se extendiera más rápidamente.

Utilizando una nueva técnica para analizar fotos de satélite, los investigadores recientemente han observado y analizado exactamente cómo han evolucionado una gran cantidad de árboles y plantas en todo el mundo durante las últimas dos décadas. China es el único país en aumentar intencionadamente la vegetación a un nivel tan masivo. En otros países, también ha habido un crecimiento de la vegetación, pero por motivos naturales, sin intervención de ningún Gobierno, como pueden ser los casos de Australia y África a causa del aumento de la lluvia, o el caso de Rusia, debido a granjas abandonadas convertidas en bosques.

La cantidad de carbono almacenado en árboles y plantas en China ha aumentado alrededor de 0,7 billones de toneladas desde 2003, sobre todo gracias a la Gran Muralla Verde (bosques en todo el resto del país han estado disminuyendo). Sin embargo, los investigadores señalan que las emisiones de carbono, tanto en China como en el resto de los países, han subido enormemente.

«Durante el mismo tiempo, las emisiones de carbono a la atmósfera por la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento se incrementaron en aproximadamente 60 billones de toneladas», dice Yi Liu, autor principal del último artículo sobre la investigación, y científico del Centre of Excellence for Climate System Science at the University of New South Wales en Australia. «Los proyectos de plantación de árboles pueden ayudar a absorber algo de carbono de la atmósfera, pero esta cantidad es ciertamente diminuta en comparación con las emisiones de carbono.»

“La vegetación ha mejorado y las tormentas de arena han decrecido significativamente en la región de la Gran Muralla Verde, comparado con otras áreas”, dijo al semanario británico New Scientist, Minghong Tan, del Institute of Geographic Sciences and Natural Resources Research of China en Beijing. Según la Administración Forestal Estatal de China, la cobertura forestal en las áreas amenazadas pasó de 5,05% en 1977 a 12,4% a fines de 2012.

Críticas negativas

Los críticos del proyecto sostienen que las plantaciones de árboles en zonas áridas pueden agravar la desertificación al reducir las aguas subterráneas y matar las hierbas que unen el suelo. Es lo que denuncia Zhao Wenju, agricultor de la aldea Zhangjia, cercana a Beijing, que dijo a The Economist que hace 10 años podía sacar agua de un pozo de nueve metros de profundidad, pero ahora el agua se ha retraído a unos 60 metros bajo el nivel del suelo. A Hou Yuanzhao, de la Academia China de Silvicultura, le preocupa que los álamos que están muriendo en esta zona, que es menos seca que muchas otras del proyecto, sean el inicio de un marchitamiento generalizado.

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naider
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