El cambio climático no se puede mitigar sin prestar la debida atención a la conservación de la biodiversidad y el suelo, según alerta el informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) de la ONU. La degradación de los terrenos, por un lado, pone en riesgo el crecimiento de los árboles y plantas que absorben el CO2, y puede liberar, además, el carbono previamente almacenado en el suelo a la atmósfera. No obstante, actualmente se halla tres veces más carbono alojado en el suelo que el que está presente en la atmósfera.
El informe apunta a que 3.200 millones de personas — casi la mitad de la población mundial — se ven ya afectadas por la degradación de los suelos, provocada por la erosión, la compactación, la construcción, o la irrigación excesiva. La deforestación y los procesos de urbanización, entre otros, han hecho que se reduzca la productividad del 23% de la superficie terrestre.