Hace pocos días he leído unatribuna de «Jon Argeder» avisando de la burbuja de la I+D en el País Vasco. Realmente no entiendo el interés y la motivación de lanzar este confuso y frívolo mensaje. Digo frívolo porque no logro entender cómo alguien con un mínimo de conocimiento del mundo de la investigación y la tecnología, que parece el caso de columnista, compare lo que tenemos en este campo con el desarrollo desmedido del sector de la construcción en los últimos años o con la evolución especulativa de las puntocom en los años 90.
Comparto con Argeder la necesidad que proclama de mejorar la eficacia del sistema organizativo de I+D y de incrementar la conectividad entre los agentes, focalizando su actividad a la aportación de valor. Me preocupa, mucho, sin embargo, que de la necesidad de avanzar y de mejorar que es lo que toca realmente, se proclame una burbuja que «crece y crece», dejando caer que son excesivos los fondos públicos, que la I+D detrae fondos de promoción para las empresas y que, poco menos, que se está arrojando el dinero público por el sumidero. Sinceramente, creo que este no es el caso.
La realidad de los hechos es muy distinta y me limitaré a poner encima de la mesa algunos datos estadísticos al respecto (Eustat y EUROSTAT) en cuanto a la magnitud de la inversión realizada en I+D, su evolución y los resultados alcanzados.
En el año 2009, año record de actividad de I+D en el País Vasco, la inversión realizada en I+D interna es de 1.280 millones de euros, de los cuales la Administración Pública cubre el 42,5% (512 millones de euros), las empresas el 53,4% y el resto, partes ya muy pequeñas. Si tomamos el dato de 2008 en el que el efecto de la crisis todavía no se notaba tanto en las empresas, el porcentaje de financiación de la inversión de la I+D por parte de las empresas sube hasta el 56% que está en la media de EU16 y por encima de países como Francia, Italia, Holanda, Austria y Reino Unido entre muchos otros. En términos relativos, la inversión media pública de I+D por establecimiento empresarial es de 2.692 Euros al año y la inversión media por empleado de 571 euros anuales que es que cuesta tomarse un café diario. ¿No les parece exagerado hablar de burbuja?
Desde 1996, la inversión total en I+D en el País Vasco crece a una tasa media anual del 10% nominal (Euros corrientes del año) y si bien la inversión pública crece algo más, la inversión privada lo hace también muy significativamente (por encima del 9,5% de media anual). Este, a primera vista, «galopante» crecimiento no lo es tanto si se tiene en cuenta, en primer lugar, que el PIB nominal crece en el mismo período a una tasa media anual de alrededor del 6% (lo que significa que el esfuerzo real por encima de la tendencia es de alrededor del 4%) y, en segundo lugar, que se ha conseguido llegar a una cifra de inversión en I+D como porcentaje de PIB de 1,98% que, en el mejor de los casos, se puede decir que es homologable a los estándares medios europeos, pero que a todas luces está todavía muy lejos de los países más punteros que nos marcamos como punto de referencia: invertimos la mitad que Finlandia y Suecia, un 55% menos que Dinamarca y un 37% menos que Alemania. Por otro lado, regiones como Stutgart, o Brauschweig en Alemania, y Hobedstaden en Dinamarca casi triplican nuestro el esfuerzo en I+D sobre PIB. ¿Les parece esto realmente una burbuja?
Los resultados alcanzados por nuestro sistema de investigación y desarrollo tecnológico son, como no podía ser de otra manera, mejorables, pero eso no quita que se cuenta con algunas medallas muy relevantes. En primer lugar, ha conseguido un retorno de 194,7 millones de Euros en el primer período del 7PM Europeo, con un crecimiento del 48,6% respecto al 6PM compitiendo con los mejores consorcios de investigación y empresas de Europa. Más de la mitad del retorno ha sido captado por los CCTT. En segundo lugar, alrededor del 60% del presupuesto de TRI (121 millones de euros) e IK4 (80 millones de euros) proviene de proyectos bajo contrato y cada una de estos grupos tiene una cartera de clientes privados de más de 1500 empresas). Entre las dos tienen más de 90 patentes. Por último, la apuesta estratégica por el desarrollo del sector de las biociencias, además de crear dos centros de investigación de referencia en España (CIC Biogune y CIC Biomagune) ha conseguido impulsar la creación de de más de 70 empresas entre las que destaca el grupo Progenika con presencia internacional y productos punteros de medicina personalizada.
La investigación científico-tecnológica es una actividad de alto riesgo y a todos nos gustaría ver mejores resultados y más rápidos, pero la propia naturaleza de la actividad hace que no se produzcan con la celeridad que nos gustaría. Pero en vez de desanimarnos, esto debería ser un aliciente para el trabajo conjunto de la sociedad civil y de la Administración Pública, porque en este campo nos jugamos realmente nuestro futuro. Y estoy convencido que los avances sólo vendrán si somos capaces de combinar con acierto la mejora de las condiciones y sistemas organizativos de nuestro sistema de I+D para lo que existe un gran recorrido, junto a una mayor inversión, porque lo que hemos invertido hasta ahora no dejan de ser migajas.