Carmel-by-the-seaes una ¿ciudad? en la costa californiana, famosa principalmente por su insigne vecino y ex-acalde, Clint Eastwood. Visitada recientemente por quien escribe, pasa desde este momento a la categoría de ficciociudad, juicio que no tiene más valor que el puramente subjetivo.
La imagen -mala, como siempre, aún no he encontrado el momento para aprender algo de fotografía- refleja un cartel indicativo de la distribución de sus calles. Simple anécdota que quise tomar para ilustrar estas notas sobre un lugar que, si estás en la zona de San Francisco, todo el mundo recomienda visitar.
¿Por qué? Simplemente, porque no tienen mucho más que enseñar. Una ciudad de ficción, de cuento de hadas, una ciudad de tendencias artísticas que es un museo de la sofisticación, el buen gusto, las bellas artes y los objetos de lujo. Historia tiene, como todo, porque todo es historia pero no todo es histórico. Una ciudad de ficción anodina, demasiado perfecta, demasiado museo, demasiado simple.
En fin, es un sitio precioso, con todas sus tiendas perfectamente puestas, exhibiendo productos que en la mayor parte de los casos no podrás comprar pero ¡qué bien quedan!, con sus calles con flores, tan cuadriculadas,…demasiado perfecto para ser real. Una rara excepción, una singularidad en la costa del Pacífico, a pocos cientos de millas del monstruo por antonomasia, Los Ángeles, y a unas pocas millas menos de distancia de una ciudad más real, San Francisco