Resulta más que evidente que ganar la competición europea en la que se dirime la instalación de la fuente europea de neutrones por espalación es un gran desafío Competimos con Suecia un país al que en muchos aspectos miramos con admiración y sana envidia y que cuenta con un sistema muy avanzado de ciencia, tecnología e innovación y, sobre todo, competimos con nosotros mismos y nuestro escepticismo de sentirnos capaces de afrontar grandes retos con garantías.
Por las noticias que nos llegan del Consejo Europeo de Competitividad que se celebró ayer, parece que no lo hemos logrado y que los suecos han conseguido los apoyos necesarios para que finalmente sea Lundl la sede de la Fuente. Sin duda, es un gran jarro de agua fría para todos los que creíamos que este era un gran proyecto y una gran iniciativa transformadora que nos ponía en la senda correcta para transformar nuestros sistema científico, tecnológico y también nuestro modelo productivo.
Perder, sin embargo, no será un fracaso si nos ha hecho más fuertes en nuestra apuesta por la innovación y la transformación del modelo productivo y nos empuja al desquite y la aventura para meternos en otros proyectos de la misma naturaleza a pesar de su riesgo. Pero esto habrá que trabajarlo en profundidad en los próximos meses para analizar el trabajo realizado y extraer lecciones para el futuro.
Así que felicidades a todas las personas que han puesto su empeño y capacidad en este proyecto, porque nos han mostrado un camino diferente que sigue ahí esperándonos. Enhorabuena a todos los que a pesar de la incredulidad y la magnitud del proyecto han apostado con decisión. ¡Gracias de verdad! os merecéis, como en otros casos recientes se ha hecho, un gran recibimiento público que no sé si se os dará, pero que seguro os habéis ganado de lejos.