En 2002, el psicólogo Daniel Kahneman recibía el premio nobel en economía tras ser capaz de introducir aspectos de la psicología en la economía. Junto al psicólogo y matemático Ams Tversky, desarrolló la teoría de las perspectivas. Su teoría defendía que la toma de decisiones se aleja de los clásicos principios de la probabilidad. La asimetría de información a la hora de tomar decisiones viene derivada de la aversión al riesgo existente. La gente no decide la opción que maximiza sus beneficios o bienestar en función de sus probabilidades, pues existe el miedo a perder, que hace que se tomen decisiones menos arriesgadas. Este genio fue capaz de modelar los comportamientos no racionales que los individuos presentan, dejando atrás la teoría neoclásica del comportamiento humano.
Tras este descubrimiento, se pusieron sobre la mesa dos tipos de individuos a la hora de tomar decisiones. Los que lo hacían de forma intuitiva o los que lo hacían de forma analítica. Hoy en día, el comportamiento de una persona intuitiva ante un problema o duda sería mirarlo en su teléfono móvil sin pensar demasiado sobre ello mientras que la persona analítica buscaría en su memoria En este video, Trace Dominguez nos explica que un reciente estudio de Computers on Human Behaviour, se ha comprobado que aunque ambas formas de comportarse tienen sus pros y sus contras, la gente intuitiva que tiende a consultarlo todo en sus Smartphone se convierte menos inteligente. El estudio fue realizado entre 660 personas a las que se les dieron tareas analíticas e intuitivas y un teléfono móvil. La gente que hacía uso frecuente de sus teléfonos mostró ser menos inteligente que la gente que exprimía su cabeza.
Este nuevo concepto es conocido como el pensamiento vago o lazy thinking, o lo que es lo mismo, el desinterés a ponerse a pensar o a exprimir nuestro cerebro. Pensar requiere esfuerzo y es más cansino que mirarlo en Internet. Incluso las páginas web hoy en día están diseñadas para tener que hacer el mínimo uso de nuestro cerebro y conseguir así todo lo que deseamos con un simple clic. Es obvio el gran avance que esto supone, pero ¿estaremos perdiendo cualidades como la capacidad de pensar o la creatividad a la hora de tomar decisiones?. ¿Nos afectara esto en situaciones en las que no podremos hacer uso de la tecnología?. Sin duda es un debate que aún queda abierto y en el que hay mucho que pedalear.