Las contraseñas resultan un engorro. Un estudio de Gartner del que se hace eco el Wall Street Journal calcula que los reseteos de contraseñas suponen entre el 20% y el 30% de las llamadas de asistencia técnica en las empresas. La mayoría de contraseñas que utilizamos son, a fin de cuentas, predecibles, y el problema se agudiza en los smartphones. Un dato de Intel recogido en un reciente artículo de El País evidencia que una de cada tres personas no protege su teléfono inteligente mediante contraseñas; no obstante, como desbloquear el móvil cada vez que llega una notificación nos supone mucha complicación, muchos optamos por relajar la línea de defensa.
Ante esta problemática se está optando por las soluciones biométricas. Los nuevos desarrollos de Google o Apple están encaminados a eliminar las contraseñas a favor de nuevos métodos de identificación más sencillos y seguros. Los ingenieros de Android están desarrollando teléfonos que pueden identificar a usuarios individuales a través de su comportamiento, como su forma de tecleado o voz. Apple ha introducido chips de alta seguridad en sus últimos modelos de Iphone para que los desarrolladores puedan crear apps que permitan que los usuarios se logueen al tocar la pantalla con su dedo. Y los últimos sistemas utilizan la cámara frontal del móvil para identificar el rostro del usuario.