La reconexión de la urbe con lo natural comienza a dibujarse en el imaginario colectivo de cada vez más ciudades. La bucólica imagen de ciudades futuristas inmersas en un manto vegetal, propias del cine de ciencia ficción, también ha ocupado espacio en las cabezas de muchos estudios de arquitectura.
La arquitectura ficción ha contribuido a imaginar largos rascacielos integrados en extensas selvas tropicales. Más allá de los sugerentes proyectos, maquetas o mapas 3D de gurús futuristas, podemos encontrar ejemplos en la vida real de edificios que integran esa visión. Quizás uno de los más reconocidos son las dos torres milanesas denominadas Bosco Verticale.
Stefano Boeri, arquitecto urbanista milanés es el fundador de Stefano Boeri Architetti, estudio artífice de dicha obra arquitectónica. Las torres fueron inauguradas en 2014 con el doble objetivo de incrementar la biodiversidad de la capital lombarda y de hacer más eficiente energéticamente el propio edificio. Las fachadas vegetadas permiten la generación de un microclima que reduce, hacia fuera, el efecto isla de calor de la ciudad y, hacia dentro, el consumo energético del edificio.
Entre las dos torres cuentan con mas de dos mil especies vegetales de los tres estratos. De las ventanas y balcones cuelgan y crecen, hierbas, arbustos e incluso árboles, convirtiendo a los dos edificios en auténticos bosques verticales. Bosco Verticale es uno de los más característicos ejemplos de edificación vegetal y el estudio de Boeri uno de los más sonados en naturalización urbanística.
Stefano Boeri Architetti ya tiene un nuevo horizonte: El plan urbanístico de Liuzhou (China). Aunque han sido varias las ciudades chinas interesadas en el proyecto de Bosco Verticale, solo Liuzhou será quien lleve esto a otra escala. Shangai o Chongquing construirán rascacielos vegetales, pero la ciudad que baña el río Liujiang quiere ir más allá. Para ello aprobó en 2017 un plan urbanístico encargado a Boeri. Dicho plan contempla la construcción de setenta edificios vegetales, abarcando un total de 175 hectáreas que acogerán hasta 30.000 nuevas personas.
Llevamos décadas soñando con ciudades, no solo sostenibles, si no literalmente verdes. Los beneficios de la naturalización en entornos urbanos ya son reconocidos por todos. Ahora ya es tiempo de seguir el ejemplo Boeri y comenzar a naturalizar nuestros edificios y ciudades.