La tecnología Blockchain es un protocolo ingeniosamente sencillo que permite que las transacciones sean simultáneamente anónimas y seguras. Elimina la necesidad de una autoridad central que actúe de intermediaria para respaldar cada transacción, y con ello puede sustituir sistemas administrativos menos eficientes. El blockchain sirve para sustentar el Bitcoin y otras criptomonedas, pero más allá de eso tiene el potencial de transformar por completo multitud de sectores, incluyendo, como no, el de la electricidad, donde puede llevar a romper el modelo centralizado hegemónico actual.
Hoy día, generalmente recibimos electricidad de forma regulada de manos de unas pocas compañías eléctricas. Sin embargo, como relata la revista Wired, contamos con una mayor variedad a nivel local de fuentes de generación de energía, pues contamos con particulares que apuestan por el autoabastecimiento mediante, por ejemplo, paneles solares instalados en azoteas y tejados.
El exceso de energía generada se vierte a la red central para ser distribuida y comercializada por las grandes compañías eléctricas. El consumidor, que puede estar en la misma calle que el productor de la energía, debe pasar por la compañía eléctrica para pagar por electricidad que ha generado su vecino. Ante esto, el blockchain, como tecnología descentralizada de Internet, tiene el potencial de dar soporte a un sistema en el que millones de hogares sean agentes autónomos que realizan transacciones automáticas peer-to-peer con sus vecinos, sin necesidad de intermediarios.
Aunque esta realidad nos puede resultar muy lejana, lo cierto es que las huertas solares y eólicas independientes que alimentan la red, a menudo en intervalos difíciles de predecir, requieren de sistemas de transacción más descentralizados y ágiles. Tal como apunta Michael Liebreich, analista de Bloomberg, el viejo sistema de unas pocas plantas de energía y unas compañías integradas verticalmente no necesitaba de blockchain, el cual ve especialmente compatible con las renovables.