China no es un ejemplo de democracia, sin duda. Pero es el gran imperio emergente. En El segundo mundo, por ejemplo, queda bien retratada su posición geoestratégica y cómo está atrayendo a países muy diversos (desde los países del África Central hasta América Latina, pasando por países geográficamente más cercanos como Tailandia, Mongolia, Vietnam, etc.). Y como imperio emergente, le permitimos todas las licencias necesarias para que no nos cierre las puertas del mayor mercado mundial de potenciales consumidores, potenciales proveedores y potenciales clientes.
Escribo tras leer este post en el que se sugiere con cierta razón si no estaremos banalizando la situación real de China al aceptar sin discusión ofrecer escaparates como los Juegos Olímpicos o la Expo Shangai 2010 a este país:
The Expo’s authoritarian setting alone raises a host of unsettling issues given the apparent theme of more humane living. You’d think the cruelty with which the Chinese authorities demolished Beijing neighborhoods, and then crushed the resultant dissent, might have led major international organizations like UN Habitat or the Bureau of International Exhibitions to be vocal about avoiding a repeat in connection with the Expo. I haven’t heard either say a thing about the 18,000 Shanghainese who were reportedly evicted from the eventual Expo site. Aren’t housing rights part of making cities better?
Como en el caso de Dubai, el crecimiento de la ciudad de Shanghai es posible gracias a la utilización del esclavismo, sin sofisticación alguna además, esclavismo feudal. El mismo esclavismo de trabajadores chinos, por cierto, que permitió la construcción de la Union Pacific Rail Road en su momento.
La China híbrida de libertades controladas y capitalismo descontrolado apuesta también por agarrarse al marketing urbano, a construir una nueva identidad urbana global para sus ciudades a golpe de evento.
Termino con una sugerencia. McKinsey tiene un trabajo muy interesante,China urbanization: preparing for urban billion, que mediante gráficos que reflejan evoluaciones temporales del aumento de la población urbana y el suelo ocupado, utilizando diferentes hipótesis de escenarios, da una buena idea de las dimensiones de esta nueva revolución china, con efectos trascendentales en la economía mundial.
Y Ethel Baraona, una vez más, atenta a abrir más horizontes, me recuerda el enorme trabajo de análisis sobre la explosción urbana en China que se puede encontrar en BURB, proyecto colaborativo promovido por la Dynamic City Foundation y que ha generado el libro The chinese dream. A society under construction.
Por cierto, se cumplen estos días 20 años de Tiananmen…
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Fotos de Shanghai prestadas por mi compañero Joaquín Caracuel.